En las últimas semanas el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, está colmando la actualidad de su club y del deporte español. Esto no sería negativo si se tratara de un acto de donación a una ONG. Pero no es así. De sobra son conocidas las ansias políticas del Señor Laporta, que aprovecha cualquier oportunidad que se le brinda para soltar alguna lindeza de corte independentista. Esta vez el destinatario fue el presidente de Cantabria, D. Miguel Ángel Revilla, y el escenario, el palco del estadio El Sardinero.
Para los empresarios, dirigentes de clubes de fútbol y mandatarios políticos, el día en que juega su equipo se convierte en algo similar a una cumbre del G-20 en cuanto a preparación y peloteo se refiere. Todo comienza con la comida de “hermanamiento” antes del partido y continúa con la charla durante el encuentro, eso sí, acompañada por unos canapés. Y tanto esfuerzo es imposible de disimular en el perfil de algunos de sus protagonistas. Los comentarios sobre el estado del terreno de juego o las discusiones sobre si ha sido penalti o no quedan en un segundo plano. Todo sea por no empañar una negociación mucho más transcendente. Unos intentan vender colchones, otros aprovechan para conseguir la adjudicación de obras públicas y privadas, pero hay alguno que va más allá. Se convierte en víctima por un momento y dirigiéndose al Secretario General del Partido Regionalista de Cantabria le espeta:“España está machacando a Cataluña”. Toma ya. Goooooooooool por toda la escuadra!!! La cara del creador de la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria debió de ser una mezcla entre el “¡Por qué no te callas!” del Rey y el “¡Pero qué me estás contando!” de Belén Esteban, guardando las distancias. La respuesta de Revilla, a través de los medios, vino a decir que eran personas como Laporta las que hacían daño a Cataluña y también al club más representativo de esta Comunidad Autónoma de España, por mucho que le pese a algunos.
Pocos días después conocimos el otro hobby del Señor Laporta: el espionaje. Quizá sea que en los tiempos que corren la política es demasiado arriesgada y la tendencia a descubrir todos los “pasteles” echa para atrás a muchos, algo que para alguien tan valiente como Laporta debería suponer un reto. Sin embargo, el espionaje está en alza, como demuestra la proliferación de empresas de detectives u otras como el “Payaso cobrador”, el “Zorro cobrador”… No imaginemos a Laporta vestido de esta guisa por favor. Y por si esto no fuera suficiente, una ex amante brasileña del dirigente blaugrana le demanda por despido improcedente.
Bien, pues en medio de todo esto se encuentra Pep Guardiola. El papel del entrenador es muy importante en la balanza de un club que ha cosechado numerosos éxitos en los últimos tiempos. Guardiola se afana constantemente en rebajar el optimismo en el seno del FC Barcelona y poner una careta de humildad. Sin embargo, esta vez le tocará apagar otro fuego para que las meteduras de pata de su jefe no afecten al equipo. Y es que Laporta podría aplicarse sus propias palabras porque “está machacando” al Barça.
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